Cómo evitar que tu equipo se agote

Escrito por Diego Sarroca

El agotamiento no tiene nada que ver con la cantidad de horas trabajadas, sino que con el significado de lo que hacemos. La amenaza es sentirnos atrapados en un sistema en el cual operamos sin sentido. Hacemos mucho, nos esforzamos mucho, pero: ¿en qué se materializa el fruto de nuestro esfuerzo? 

Es por eso que nos debemos preguntar: ¿cómo nos reconectamos con nuestro propósito y con los valores y misión de la empresa para la cual trabajamos? (si es que son compatibles). 

La respuesta, y lo que las investigaciones demuestran, es que debemos sentirnos capaces de generar un impacto. La principal causa del agotamiento es lo que en psicología se denomina “falta de eficacia” y la contracara de ello es cómo detectamos nuestras “pequeñas victorias” (small wins). 

En un estudio en múltiples industrias de cientos de profesionales que llevan diarios o bitácoras, el predictor más fuerte del compromiso en el trabajo fue la sensación de progreso diario. Lo que eso significa en la práctica es que no necesitamos de grandes logros para sentirnos bien con nuestro trabajo. Lo más importante para desarrollar la eficacia es la identificación de pequeñas victorias o avances. A menudo, esas pequeñas victorias provienen de tener un impacto positivo en los demás. Cuando las personas se sienten ineficaces, ayudar a los demás evita el agotamiento. Los hace sentir competentes, lo que los deja llenos de energía en lugar de agotados.

Pensemos en nuestras experiencias con el agotamiento. ¿Cuál podría ser nuestra versión de pequeñas victorias? Para un escribano, podría ser identificar detalles en el contrato que salvaguardan los intereses de su cliente. Para un albañil, volver a circular por un edificio del cual fue parte de su construcción y admirar la calidad de sus terminaciones. Para un gerente comercial, podría ser un encuentro individual con un miembro del equipo para preguntarle cómo le está yendo y cómo puede ayudarlo. Para un reponedor podría ser la negociación de una exhibición secundaria. Las posibilidades son tan variadas como los individuos.

Si nos sentimos agotados y nuestro lugar de trabajo no está haciendo lo suficiente para ayudar, podemos ayudarnos a nosotros mismos, al menos un poco, reflexionando sobre por qué estamos en ese trabajo para empezar. Vale preguntarnos ¿qué significa para mí y para la gente que me rodea? Aunque es solo un punto de partida, el recordar cómo nuestro trabajo hace una diferencia puede, a su vez, marcarnos una diferencia.

En 2019 la Organización Mundial de la Salud declaró que el agotamiento emocional es un síndrome ocupacional. Según algunas estimaciones, solo en los EE. UU., los empleados con síndrome de burnout cuestan más de 100 mil millones de dólares al año en gastos de atención médica. Más de un tercio de los empleados informan sentirse agotados algunas veces. Y casi una cuarta parte se siente así muy a menudo o siempre. 

El núcleo del burnout es el agotamiento emocional sostenido en el tiempo, sentirse tan agotado y desgastado que simplemente la persona siente que no queda nada para dar a su trabajo. La evidencia muestra que cuando estamos emocionalmente agotados, nuestra salud sufre. El agotamiento se ha relacionado con depresión, pérdida de memoria, problemas para dormir, abuso de alcohol, sistemas inmunológicos debilitados e incluso enfermedades cardiovasculares. Nuestro desempeño laboral también se ve afectado. Cuando estamos agotados, hacemos menos cosas y cometemos más errores. Y con el tiempo, algunos empiezan a pensar en renunciar.

A su vez, el agotamiento no es un problema individual. Es un problema organizacional y es contagioso. Cuando una persona se agota emocionalmente, es más probable que sus compañeros de trabajo se contagien. Y también afecta a las personas a las que se sirve. Por ejemplo, cuando los profesores están agotados, sus estudiantes muestran niveles elevados de cortisol, una respuesta clásica al estrés. 

Cada vez más organizaciones están lidiando con el agotamiento ofreciendo capacitación en mindfulness. Esto puede ayudar con algunos de los síntomas, pero no llega a la raíz del problema. Si más de una persona se está agotando, la respiración profunda es una curita, no una solución. Se necesita cambiar la estructura del trabajo o la cultura de la organización. Si se desea abordar el agotamiento a gran escala, mi modelo favorito es el de demanda, control y apoyo. En pocas palabras, son tres formas de prevenir el agotamiento emocional. Reduciendo las exigencias de trabajo innecesarias. Dando al personal más control para tomar decisiones y brindando más apoyo para ayudar a las personas a sobrellevar la situación.